viernes, 6 de febrero de 2009

Jill Bolte Taylor estudia su propia embolia





Esta es, sin duda, mi charla favorita de TED. Por suerte está subtitulada al español
Para quien no lo sepa, TED es un encuentro anual de intelectuales en Estados Unidos donde se dan las charlas más originales y brillantes del mundo.

2001: Una Odisea de interpretaciones

A mediados de los 60, el escritor de ciencia-ficción Arthur C. Clark y el director de cine Stanley Kubrick, decidieron unir fuerzas y crear un proyecto conjunto: 2001. Una odisea en el espacio. Se trata, probablemente, de una de las primeras obras multi-media de la historia. No solo es una renombrada película, también es una novela. Sí, lo sé, pensaréis: "¿Qué dices de multi-media?". Al fin y al cabo hay una enorme cantidad de películas basadas en libros y no tiene nada de particular. Pero no. En este caso la novela se escribió a la vez que la película, y está pensada para leerla conjuntamente. De hecho, la novela salió posteriormente al estreno.

Si consumís ambos productos os daréis cuenta que hay una grandísima diferencia entre ellos. La película es ambigua. No es una ilustración del libro, sino una especia de reflexión filosófica sobre lo que acontece en la historia. Está rodada de forma que despierte sensaciones básicas, busca el subconsciente del espectador. El libro no tiene secretos. Explica con detalle qué es cada cosa y cuál es su sentido, no deja agujeros. Es una novela de ciencia ficción que incluye su obligatoria dosis de racionalidad.

Mientras que la novela no ha calado mucho en la cultura popular, la película es todo un icono. De hecho hay muchos que desconocen el contenido del libro, pero han visto la película mil veces. Esto es la causa de un fenómeno que a mí me llama mucho la atención, y que es reflejo de una cuestión más importante. Las interpretaciones que da la gente. Sobre todo las interpretaciones de los "entendidos", que son de un rango tan variado, que no se puede evitar pensar que están viendo más cosas de las que hay.

Normalmente, el visionado de 2001. Una odisea en el espacio por parte del espectador medio provocará en él las siguientes reacciones: Aburrimiento, impaciencia, exasperación y finalmente, confusión. No deja secuelas. Normalmente se quedan igual que como estaban al principio. Lo curioso es el efecto que produce en los cinéfilos: Sienten una fascinación desmesurada que les empuja a buscar un teclado y empiezan a escribir una crítica o una interpretación muy sesuda donde vuelcan toda una filosofía propia.

Atribuyen significados trascendentales a ciertas escenas, a los personajes que aparecen, a los objetos que se muestran. Buscan patrones, ideas repetidas que tal vez obsesionen al director. Hacen gala de sus vastos conocimientos en humanidades y en historia del arte para explicar la narrativa, la composición. Y sobretodo dan su particular interpretación de lo que nos quiere decir el director con esta película. Nos describen el mensaje. El problema es... que no hay mensaje.

Digo que no hay mensaje porque Stanley Kubrick lo dejo bien claro: Es una obra deliberadamente ambigua y abierta a la subjetividad. Es decir, puedes ver en ella lo que te salga de la polla. Pero entonces...¿Qué lugar ocupa la novela de Clark en todo esto?. ¿No es la novela una explicación satisfactoria de todo lo que acontece en la película? ¿Por qué buscar más interpretaciones si ya hay una: La del autor de la historia? Para mí el mensaje de Kubrick es: "Flipa con la experiencia, pero no le busques explicación porque no la encontrarás aquí. Tienes que comprar el libro."

Yo siempre he dicho que el arte no me vale si no tiene un significado concreto. Pensaréis que es una manera muy estrecha de acercarse al arte, pero es lo que tiene ser un puto determinista asqueroso. Las cosas han de tener un contenido, no puedes esperar que sea el público el que aporte ese contenido, porque entonces el artista no eres tú, es el público. Esto ocurre con el arte contemporáneo. Ese arte en que las obras son utilizadas como inversión a largo plazo por los adinerados del mundo. Muchas veces nos encontramos con que un payaso nos vende la moto con su cuadro "abstracto", cuando no son más que cuatro brochazos que no requieren habilidad ninguna. Su forma de vendérnoslo es precisamente utilizando el argumento de que la obra es lo que nosotros queramos. Que el infierno confunda a aquellos que se traguen las patrañas de estos feriantes.

2001, una odisea en el espacio es una obra dual: La película aporta sensaciones puras. El libro aporta las razones. Concentrarse en la película por sí sola es un error. La convierte en una de esas obras contemporáneas de las que he hablado. No contiene información suficiente para interpretarla, intentarlo es un ejercicio de futilidad. Si queréis disfrutar de la obra completa, tenéis que ver la película Y leer el libro.

Ah. Y el monolito no es Dios. Eso ya os lo adelanto.