martes, 19 de mayo de 2009

Askmen

Hace un tiempo, saltando de enlace en enlace, recalé en una página web llamada Askmen.com. Esta página web tiene el formato de las revistas "masculinas". Estas revistas son el equivalente de las muy populares publicaciones "femeninas", Woman, Mari Claire, Cosmopolitan y otras hierbas. Siguiendo las mismas pautas, buscan expandirse hacia un nuevo mercado, el de los hombres.

Siempre he oído quejarse de este tipo de publicaciones a las mujeres que tienen algo de lucidez. No ha sido hasta ahora, leyendo este curioso artículo de Askmen, cuando me he dado cuenta, mediante la experiencia directa, de lo nefastas que son estas revistas para lo que llamamos libertad individual. Cuando hablo de libertad individual me refiero a la capacidad de una persona de tener una idiosincrasia propia y original, independiente de su condición y de su posición en un grupo.

El artículo, como suele ocurrir, forma parte del dudoso género de Las listas. En éstas, se suelen enumerar elementos que hay poseer (o sea, consumir). Lo que destaca de este caso concreto es que es una lista negativa, es decir, se trata de cosas que NO hay que tener para cumplir con ciertas "directrices". Atención porque el título se las trae.

Indicadores de Lepra Social:

10. Mascotas excéntricas.
9. Espadas japonesas.
8. Venus atrapamoscas.
7. Disfraces del renacimiento.
6. Los siguientes peinados: Trenzas, crestas, flequillo largo, rastas.
5. Sillas para jugar a videojuegos.
4. Auriculares bluetooth para el movil.
3. Tapices Rastafaris.
2. Juegos de rol.
1. Cualquier elemento friki de coleccionista: Comics, esculturas, etc...

Primero de todo, más allá del juicio de valor que podamos hacer sobre el criterio seguido a la hora de escoger estos elementos concretos, y no otros, debemos tener en cuenta el objetivo de estas publicaciones: Son catálogos de productos. Son medios en que la publicidad y el contenido están tan fuertemente asociados, que podemos considerar los artículos como meras extensiones de las necesidades de los anunciantes. El esquema básico de la revista se fundamenta en comparaciones y listas de bienes de consumo de marcas concretas, que están a su vez representadas en todos y cada uno de los espacios publicitarios existentes en la revista.

En realidad existe un nombre para este tipo de revistas: Publicaciones de servicio. En ellas, la comparación de productos sirve de guía para el lector a la hora de consumir. De cara a la galería, estas revistas sirven al lector para buscar el mejor equilibrio entre calidad y precio a la hora de cubrir sus necesidades. En realidad ,nos encontramos con una herramienta de márketing de los anunciantes. Hay una simbiosis total entre lo anunciado y lo recomendado, hasta tal punto, de que ya no se trata de que la revista favorezca a los productos de quien les paga más cara la publicidad, esto ya es un problema en sí mismo, pero éstos van un paso más allá.

De lo que se trata, y este es el gran problema, es que el contenido de la revista busca formar y manipular los propios usos y costumbres del lector, busca la creación de necesidades, busca la modificación y la expansión de la demanda. Busca la homogeneización del público, para que todo producto tenga un objetivo demográfico lo más grande posible. No es un catálogo. Es una guía de comportamiento. Es un juez de lo socialmente adecuado. No solo anuncia productos. Forma a potenciales compradores.

En este caso concreto, y probablemente debido al monento económico actual, nos encontramos una lista que huele a desespero y a histeria ante la insistencia de los insurrectos consumidores masculinos en ser unos putos frikis. El mensaje se transmite con demasiada claridad. El fondo queda al descubierto: Nos están diciendo que los frikis no follan y que no hay otra salida que hacerles caso a ellos, que para eso son los maestros de lo que significa ser un hombre.

La publicación quiere pues, que nos comportemos como ella dice, porque si no, a los pobres señores que poseen 80 yates les resulta muy difícil adivinar lo que nuestras mentes disolutas desean, y así les es más difícil vender cosas a un precio cien veces superior a su coste de producción. La solución pasa por decirnos que si no somos todos iguales y además no compramos lo que nos ofrece seremos unos tristes leprosos.

Por cierto, todas las personas de mi entorno que follan más de una vez por semana poseen, al menos, una de las cosas mencionadas en esa lista. De hecho, estoy empezando a pensar que si yo tuviera una colección de comics y me paseara más por los salones donde abunda el Cosplay, mi pito estaría más acompañado. La revelación de que para follar tengo que ser AÚN MÁS friki es impagable. Gracias Askmen, por iluminar mi camino y conducir mi pene por la vía adecuada.